En nuestra quinta charla de “A las 7 con Liliana”, abordamos una pregunta que me hacen con frecuencia y que nos afecta a todos: ¿Cómo deciden los jueces?
Es decir, ¿Qué hace que, ante casos similares, jueces lleguen a decisiones tan distintas? ¿Cómo se forma el criterio de quien imparte justicia?
Para iniciar esta reflexión, cité al filósofo Paul Ricoeur:
“El acto de juzgar se legitima en el reconocimiento.”
Es decir, una sentencia tiene sentido no solo porque dice la ley, sino porque las personas entienden por qué se resolvió así. Cuando la sociedad percibe que una decisión es injusta, se rompe ese reconocimiento y, con ello, la legitimidad de la justicia.
Compartí un caso real y doloroso del Estado de México: la madre de una niña de 4 años denunció que su hija fue víctima de abuso sexual por parte de su tío. A pesar de la denuncia, el juez rechazó vincular al acusado a proceso porque la menor no pudo precisar con exactitud la fecha y la hora de los hechos.
¿De verdad podemos exigirle eso a una niña pequeña? Este tipo de sentencias, tristemente frecuentes, nos hacen preguntarnos qué pasa con el criterio de algunos jueces.
La respuesta no es simple, pero sí clara: los jueces no deciden desde cero ni de forma neutral. Lo hacen desde su formación, sus experiencias, su ideología y también desde el marco legal que los limita o los libera.
Un juez con formación en derechos humanos, perspectiva de género y de infancia tiene más herramientas para proteger a las personas. Uno que no se ha actualizado, o que desconoce estas herramientas, corre el riesgo de revictimizar a las personas con sus decisiones.
Hablamos también de cómo la Suprema Corte ha cambiado su criterio: ya no se exige que las víctimas detallen “tiempo, modo y lugar” para acreditar violencia familiar o sexual. Hoy se entiende que las víctimas, especialmente niñas y niños, no siempre pueden recordar con exactitud esos detalles. Aun así, muchos jueces siguen resolviendo con criterios antiguos, y eso tiene consecuencias muy graves.
Por eso el perfil profesional de quien juzga es tan importante. No basta con tener un título: se necesita compromiso, sensibilidad y formación continua. Y aquí entra en juego el Tribunal de Disciplina Judicial, que será responsable de evaluar si los jueces están aplicando la ley correctamente, si usan o no herramientas como la perspectiva de género o de infancia, y si están cumpliendo con su deber de proteger derechos humanos.
Este tribunal, además, podrá exigir que un juez se capacite si no está aplicando correctamente los criterios actuales. Esto marca un antes y un después: ya no se trata solo de tomar cursos, sino de demostrar que esa capacitación se refleja en las sentencias.
En este proceso de elección judicial, necesitamos mirar más allá de las promesas y analizar los perfiles, las trayectorias y la preparación de cada persona que aspira a un cargo. Porque si queremos una justicia que escuche, que proteja y que actúe con responsabilidad, tenemos que votar con conciencia.
Gracias por acompañarme en este camino. Te invito a ver la charla completa en YouTube